Cristina está tremendamente ilusionada con el acercamiento que ha tenido con Lenin pero teme equivocarse y estar errando al pensar en su difunto marido.
Armando trata de cerrar con Jacobo lo poco que les une para echarle de su vida para siempre cuando unos hombres disfrazados de Reyes Magos irrumpen en el despacho a punto de pistola.