Las dos familias no llenaron el espacio que ocupaban con odio y miedo y creen que no lo conseguirán jamás. En Amar es para siempre.
La muerte de Beltrán sigue causando dolores de cabeza a las familias Gómez y Sáez de Abascal. Aunque Manolita y Abel creían que podían encontrar la paz, lo que descubrieron fue que el dolor que sentían no desaparecía.
La muerte de sus seres queridos los unió y el odio que sentían por Beltrán sería algo que, lamentablemente, siempre parecían compartir. Ahora solo tienen dos opciones: olvidar o aprender a vivir con ello.
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Fuente: antena3.com