Todo principio tiene su final para los vecinos de la Plaza de los Frutos. Las familias dicen adiós al lugar que les ha visto llorar de tristeza y gritar de alegría, al lugar que les ha quitado personas del camino y que les ha dado otras: amigos, vecinos, compañeros, nietos… Vayan donde vayan, se queda un pedazo de cada uno de ellos en la plaza.