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Jaime, a cargo del negocio una vez que su padre y su hermana se han ido a Vitoria, es alertado por Maroto sobre un posible perjuicio a los obreros y da instrucciones precisas a Quintero, asumiendo el mando completo de la fábrica y sin que Rosalía, que vive con placidez la tranquilidad de su casa, sospeche los problemas que esta decisión puede acarrear.

Jaime acepta las acciones de Novoa y Félix, pese a las reticencias de Marta, le ofrece quedarse al frente de Novoa durante su viaje a Vitoria.

Henar se hace ilusiones con Jaime tras haber pasado la noche con él, pero al joven solo le preocupan sus problemas familiares y ni siquiera cuando Félix le anuncia que es propietario del 33% de la empresa encuentra consuelo.

Marta se entera de que Jaime ya sabe toda la verdad y va a ver a Nuria, convencida de que ha sido ella quien se lo ha contado, pero el descubrimiento de Jaime ha sido por cuenta propia y la brecha entre los Novoa se hace aún mayor.

Félix se siente muy culpable ahora que Jaime sabe que tiene que quedarse en un segundo término por sus antecedentes penales y decide dividir las acciones de la fábrica en tres partes iguales tras hacer una ampliación de capital.

Alba indaga sobre la relación juvenil entre Rafael y Marta pero ninguno de los dos admite que hubo algo entre ellos.

Tras un intento infructuoso de Rosalía, Jaime consigue que Bruno se reconcilie con Félix.

Félix tiene que comunicarle a Jaime la voluntad de Haussman de que se mantenga alejado de los puestos directivos, pero no consigue transmitirle el mensaje.

Jaime, una vez puesto en libertad, decide poner nombre a la relación que tiene con Nuria y Rosalía recibe con mucho agrado la noticia del noviazgo.