Luisita no puede cumplir su sueño de ser redactora con el seudónimo de 'La libanesa despechada', puesto que, aunque es una carta de amor y despecho real y sincero, Miguel se niega rotundamente a publicarla ya que se sale de la línea satírica y burlesca del diario.
Carlos, dispuesto a que su madre deje de hacer el mal aún corriendo el riesgo de que termine entre rejas, trama un plan con Vicente y Ana en el que la policía la descubrirá.