Conscientes de que deben hacer algo para frenar los desmanes de Uriarte, Carmen opta por recurrir a los trucos del empresario a quien piensa pagar con la misma moneda.
Cristina ha conseguido de forma ilegal fotografiar las garrafas de aceite de colza escondidas y, en contra del criterio de Quintero y de Rubén, está dispuesta a usar esa prueba para acabar con Raelcor.