La brecha entre Quintero y sus antiguas compañeras de piso se hace más grande, pero Manolita se apiada de ellas y las ofrece instalarse en su casaCristina no tiene más remedio que seguir las recomendaciones de Quintero para salir airosa de la acusación de cómplice, aunque eso supone dar una imagen muy equivocada de quién es.
Benigna y Visi, arrepentidas, buscan el perdón de Quintero, pero el dolor del abogado es tan grande que no está dispuesto a pasar por alto el engaño de sus amigas.